La obesidad ha emergido como 𝘂𝗻𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮𝘀 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗶𝗽𝗮𝗹𝗲𝘀 𝗽𝗿𝗲𝗼𝗰𝘂𝗽𝗮𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝘀𝗮𝗹𝘂𝗱 𝗽𝘂́𝗯𝗹𝗶𝗰𝗮 en la sociedad actual. En las últimas décadas, 𝘀𝘂 𝗽𝗿𝗲𝘃𝗮𝗹𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮 𝗵𝗮 𝗮𝘂𝗺𝗲𝗻𝘁𝗮𝗱𝗼 𝘀𝗶𝗴𝗻𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮𝘁𝗶𝘃𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗮 𝗻𝗶𝘃𝗲𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗶𝗮𝗹, generando repercusiones adversas tanto a nivel individual como grupal.
Esta enfermedad ha alcanzado 𝗽𝗿𝗼𝗽𝗼𝗿𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗲𝗽𝗶𝗱𝗲́𝗺𝗶𝗰𝗮𝘀 en todo el mundo, con tasas de prevalencia en constante aumento. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 650 millones de adultos y 340 millones de niños y adolescentes la padecen. Dicho de otra forma, 𝘂𝗻𝗮 𝗱𝗲 𝗰𝗮𝗱𝗮 𝗼𝗰𝗵𝗼 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝘀 𝗲𝗻 𝗲𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼 𝘀𝗼𝗻 𝗼𝗯𝗲𝘀𝗮𝘀. Desde 1990, la obesidad se ha duplicado con creces entre los adultos de todo el mundo, y se ha cuadriplicado entre los adolescentes.
La obesidad está estrechamente relacionada con una serie de condiciones médicas crónicas, como la 𝗱𝗶𝗮𝗯𝗲𝘁𝗲𝘀 𝘁𝗶𝗽𝗼 𝟮, 𝗲𝗻𝗳𝗲𝗿𝗺𝗲𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀 𝗰𝗮𝗿𝗱𝗶𝗼𝘃𝗮𝘀𝗰𝘂𝗹𝗮𝗿𝗲𝘀, 𝗵𝗶𝗽𝗲𝗿𝘁𝗲𝗻𝘀𝗶𝗼́𝗻, 𝗰𝗶𝗲𝗿𝘁𝗼𝘀 𝘁𝗶𝗽𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗰𝗮́𝗻𝗰𝗲𝗿 𝘆 𝘁𝗿𝗮𝘀𝘁𝗼𝗿𝗻𝗼𝘀 𝗺𝘂𝘀𝗰𝘂𝗹𝗼𝗲𝘀𝗾𝘂𝗲𝗹𝗲́𝘁𝗶𝗰𝗼𝘀. Además, tiene un impacto significativo en la calidad de vida, la esperanza de vida y los costos económicos asociados con la atención médica.
Actualmente, los tratamientos farmacológicos para la obesidad se centran en la regulación del apetito y el metabolismo.
El futuro de los tratamientos farmacológicos para esta enfermedad se centra en el 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗿𝗿𝗼𝗹𝗹𝗼 𝗱𝗲 𝘁𝗲𝗿𝗮𝗽𝗶𝗮𝘀 𝗺𝗮́𝘀 𝗲𝘀𝗽𝗲𝗰í𝗳𝗶𝗰𝗮𝘀 𝘆 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗱𝗮𝘀. Se están investigando nuevas moléculas que actúan sobre objetivos biológicos específicos relacionados con el control del apetito, el metabolismo de las grasas y la regulación del peso corporal.
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