Entendiendo la Neumonía Adquirida en la Comunidad (CAP)

La neumonía adquirida en la comunidad (CAP, por sus siglas en inglés) es una de las principales causas de hospitalización y mortalidad en adultos, especialmente en aquellos mayores de 65 años. Este artículo revisa los aspectos más relevantes sobre la epidemiología, diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, basada en un reciente análisis publicado en JAMA.

¿Qué es la neumonía adquirida en la comunidad?

La CAP se define como una neumonía que se desarrolla fuera del entorno hospitalario o en pacientes que no han estado hospitalizados en las 48 horas previas al diagnóstico. Es una de las enfermedades infecciosas más comunes, con aproximadamente 740,000 hospitalizaciones y 41,000 muertes al año en Estados Unidos.

Los síntomas de CAP incluyen tos, fiebre, dificultad para respirar y fatiga. En casos graves, puede progresar a sepsis o síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA). Los grupos de mayor riesgo incluyen adultos mayores, personas con enfermedades pulmonares crónicas y aquellos con sistemas inmunológicos debilitados.

Causas y diagnóstico

A pesar de los avances en el diagnóstico, solo el 38% de los casos de CAP tiene un patógeno identificado. Entre los patógenos más comunes se encuentran los virus (40%) y la bacteria Streptococcus pneumoniae (15%)​. La identificación del microorganismo es crucial, ya que afecta el tratamiento y la necesidad de medidas de aislamiento, especialmente en el contexto de infecciones virales como la COVID-19 y la influenza.

El diagnóstico de la CAP generalmente se basa en la presencia de al menos dos signos y síntomas, como fiebre, tos y hallazgos radiológicos consistentes, como opacidades en los pulmones. Para confirmar el diagnóstico, se recomienda realizar una radiografía de tórax. En casos de duda, la tomografía computarizada puede ser útil para descartar diagnósticos alternativos.

Estrategias de tratamiento

El tratamiento de la CAP varía según la gravedad de la enfermedad y la identificación del agente causal. La terapia empírica inicial para pacientes hospitalizados suele incluir una combinación de un β-lactámico (como ceftriaxona) y un macrólido (como azitromicina) durante un mínimo de tres días. En casos de alergias o intolerancias, se puede recurrir a fluoroquinolonas, aunque su uso se restringe debido a los riesgos de efectos secundarios como la infección por Clostridioides difficile y la resistencia a antibióticos​.

Un aspecto clave del manejo de la CAP es el uso juicioso de antibióticos. El uso excesivo de estos fármacos no solo aumenta el riesgo de resistencia bacteriana, sino que también puede tener efectos a largo plazo en la microbiota del paciente.

Avances en el tratamiento de la CAP grave

En pacientes con CAP grave que requieren cuidados intensivos, el uso de corticosteroides dentro de las primeras 24 horas puede reducir la mortalidad a los 28 días. Además, en aquellos con riesgo de infecciones resistentes como MRSA o Pseudomonas aeruginosa, se recomienda un enfoque empírico más amplio hasta obtener los resultados de los cultivos.

La desescalación de antibióticos, es decir, la reducción o ajuste del espectro de antibióticos una vez que se identifica el patógeno, es una práctica recomendada para prevenir complicaciones como la nefrotoxicidad y las infecciones secundarias.

¿Qué podemos aprender de los estudios recientes?

Recientemente, estudios han demostrado que un tratamiento más corto, de solo tres días, puede ser tan efectivo como uno de mayor duración para pacientes que muestran mejoría rápida. Esto no solo optimiza los recursos hospitalarios, sino que también reduce los efectos adversos asociados con la terapia antibiótica prolongada​(jama_vaughn_2024_rv_240…).

Conclusión

La CAP sigue siendo un desafío significativo en la atención médica, especialmente entre las poblaciones vulnerables. Es esencial un diagnóstico preciso y un tratamiento basado en la evidencia para mejorar los resultados en pacientes y reducir las complicaciones a largo plazo. En el contexto de la pandemia de COVID-19 y otras infecciones virales, la detección rápida y el tratamiento específico son más importantes que nunca.